Trabajar con diseñadores web puede convertirse en un lío, ¡sobre todo si nunca lo has hecho antes! Con estas 10 claves – identificadas analizando proyectos web que se han desarrollado con fluidez, y otros que no lo han hecho tanto… – sabrás cómo obtener lo mejor de su trabajo.
- Trata de no acelerar el proceso: Los proyectos web cada vez soportan más presión a causa de “presupuestos limitados” y/o “plazos ajustados”. Acelerar el proceso es una de las mejores maneras de dañar la calidad del trabajo que recibes de tu diseñador web. El diseñador necesita tiempo para considerar las opciones y pensar en diferentes enfoques. Cuando más tiempo tenga el diseñador para pensar, mejor será su trabajo.
- Insiste en ver el trabajo en curso: Los diseñadores web tienden a trabajar en secreto cuando conciben el aspecto de tu sitio web. Les gusta partir de un briefing (información para iniciar el proyecto) y abordar el trabajo hasta que esté terminado. Esto suele causar problemas. Si por alguna razón el diseñador malinterpreta el briefing inicial, puede pasar días o semanas trabajando en un diseño inadecuado; y llegado a este punto, se sentirá comprometido con los resultados, tanto emocional como económicamente. Desde su perspectiva, esa será la solución perfecta y no querrá invertir mucho tiempo en cambios. Es mejor trabajar en colaboración con el diseñador desde el principio, viendo bocetos iniciales, creando composiciones y wireframes (esquemas de cómo será la web). De esta manera, el diseño final satisfará a las dos partes.
- Ante la duda, prueba: Aunque los diseñadores son expertos en su trabajo, no son infalibles. Además, se trata de tu sitio web y tienes que estar seguro si tus clientes van a acudir a él. Si tienes dudas sobre el consejo de un diseñador, te recomendamos una “prueba de diseño”. No impongas directamente tu propia perspectiva a la suya. Prueba la solución con un pequeño número de usuarios reales: te darán una visión imparcial.
- No pidas múltiples diseños: Es un error común, ya que esta percepción da al cliente sensación de control sobre la dirección que tomará la apariencia del proyecto. Este enfoque conduce inevitablemente al “diseño Frankenstein”: el “fabricado” por el cliente, que tiende a mezclar los elementos de las diferentes propuestas. ¡Y esto nunca funciona! Es mejor trabajar de forma colaborativa con el diseñador sobre una propuesta, e ir orientando el conjunto hacia su forma final.
- No enseñes el diseño a todo el mundo sin una explicación: Es perfectamente comprensible que quieras sentirte seguro antes de tener el diseño final mostrándolo a colegas, amigos o familiares. Pero ten cuidado: la percepción del buen o mal diseño es completamente subjetiva. Obtendrás opiniones radicalmente distintas que te inducirán a confusión. Para que las personas puedan opinar con fundamento necesitan entender las bases del proyecto y el proceso de decisiones que se han ido tomando. Esta es la única manera de eliminar la subjetividad.
- Asegúrate de que tenéis la misma idea acerca de los objetivos de negocio: Incluso si estáis trabajando en colaboración para lograr el aspecto final, pueden existir ideas distintas sobre cuál es el objetivo de la web. Hay que compartir la misma perspectiva acerca de los objetivos de negocio.
- Asegúrate de que tu audiencia está claramente definida: Comunica a tu diseñador web tanta información como sea posible acerca de tus usuarios.
- No trabajes demasiado el diseño: Un problema común a muchos proyectos es que el dueño de la web “sobre-trabaja” el diseño. Esto es algo que la mayoría de los diseñadores web han aprendido a evitar, en gran medida porque forma parte de su aprendizaje y, posteriormente, de su experiencia. Pero como los dueños de los sitios web no tienen esta base, caen en “la clásica trampa” como cualquiera que se enfrenta al diseño por primera vez. Ningún diseño es perfecto, pero será mucho peor si su apariencia es recargada. Un problema relacionado con los dueños de los sitios web es que a menudo tienen la percepción de que como diseñador sólo has hecho una propuesta para encontrar el diseño “correcto”. Pero de hecho, la mejor forma de alcanzar el “diseño perfecto” es hacer que los usuarios interactúen con él: es entonces cuando se puede ajustar y refinar el diseño basado en la obtención de datos reales, en lugar de en opiniones personales.
- Enfoca el trabajo como una asociación permanente: Muchos de los dueños de sitios web encargan su diseño, y ¡basta! Esto impide cualquier tipo de desarrollo basado en el análisis de usuario. Los propietarios deberían trabajar con los diseñadores web sobre una base mensual que permitiese el refinamiento de los sitios web y evitase el coste masivo del rediseño periódico.
- Concéntrate en los problemas, no en las soluciones. Finalmente, es extremadamente importante definir claramente (y respetar) los roles respectivos: por parte del propietario, identificar problemas; y por parte del diseñador, resolverlos. Sin embargo, en muchos casos no se trabaja así. El dueño de la web detecta un problema (p.e., que los esquemas de color no son apropiados para su audiencia) y le dice al diseñador cómo hay que cambiar las cosas (p.e., cambiar el rosa por azul). Pero el diseñador no conoce el problema de fondo: sólo sabe que el cliente ahora quiere el sitio en azules… Esto hace imposible que el diseñador sugiera soluciones alternativas que podrían ser incluso mejores. Enseguida el propietario se convierte en diseñador y el diseñador en un técnico que implementa ese diseño: este derroche del talento del diseñador enturbia la relación entre las partes, motiva su marginación y suele causar pérdida de interés en el proyecto.
Conclusión
Esta lista no es exhaustiva, pero sí deja clara la idea principal de que sólo un trabajo en colaboración, donde el cliente transmite la información completa al diseñador y este orienta a su cliente en la toma de decisiones, puede llevar a la resolución de un proyecto de forma fluida y satisfactoria para ambas partes.